Las ideas de Freud evolucionaron durante su larga carrera elaborando un
modelo homeostático de la personalidad estaba determinado por el intento
constante de identificar los medios apropiados para descargar las energías instintivas
originadas en las profundidades del inconsciente. Según Freud, la estructura de
la personalidad consiste en el intercambio dinámico de actividades impulsadas
por fuerzas que están presentes al nacimiento. El modelo psicoanalítico de
Freud convirtió los estímulos físicos en energías o fuerzas psíquicas y
conservo una descripción esencialmente mecánica de cómo interactúan dichas
fuerzas.
Freud postulo tres estructuras de la personalidad – el ello, el yo y el
superyó-.
El ello es pura libido, o energía psíquica de naturaleza irracional y
carácter sexual que determina por instinto los procesos inconscientes. El ello
no esta en contacto con el entorno, sino que se relaciona con las otras estructuras que median entre los instintos
del ello y el mundo exterior. El ello se guía por el principio del placer y
pretende gratificar sus necesidades libidinosas
instintivas en forma ya sea directa mediante las experiencias sexuales, o
indirecta en los sueños o fantasías. Freud llamo a esta gratificación indirecta
proceso primario. El objeto exacto e la
gratificación directa del principio del placer esta determinado por la etapa
psicosexual del desarrollo del individuo.
El desarrollo del yo ocurre a la edad de uno y dos años. El yo esta regido
por el comportamiento de la realidad; está al tanto de las exigencias del
miedo y modifica su comportamiento de
modo que las precisiones instintivas del ello quedan satisfechas de manera
apropiada. El proceso secundario consiste en alcanzar objetos específicos para reducir la energía
libidinal en formas socialmente aceptables. El superyó, aparece hacia los cinco
años, es una imposición del exterior; es decir la incorporación de las normas
morales que el yo percibe que vienen de alguna figura de autoridad por lo regular
una simulación de las ideas de los padres.
La conciencia incorpora el aspecto negativo del superyó y determina que
actividades son tabúes. El proceder que viola los dictados de la conciencia
genera culpa. El superyó y el ello están
en un conflicto directo en el que el yo media. Así el superyó impone una pauta
de conducta que da lugar a cierto grado de control personal mediante un sistema
internalizado de recompensas y castigos.
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