sábado, 15 de septiembre de 2012

DESCUBRIMIENTO DE LAS FUERZAS INCONCIENTES





Las ideas de Freud evolucionaron durante su larga carrera elaborando un modelo homeostático de la personalidad estaba determinado por el intento constante de identificar los medios apropiados para descargar las energías instintivas originadas en las profundidades del inconsciente. Según Freud, la estructura de la personalidad consiste en el intercambio dinámico de actividades impulsadas por fuerzas que están presentes al nacimiento. El modelo psicoanalítico de Freud convirtió los estímulos físicos en energías o fuerzas psíquicas y conservo una descripción esencialmente mecánica de cómo interactúan dichas fuerzas.
Freud postulo tres estructuras de la personalidad – el ello, el yo y el superyó-.
El ello es pura libido, o energía psíquica de naturaleza irracional y carácter sexual que determina por instinto los procesos inconscientes. El ello no esta en contacto con el entorno, sino que se relaciona con las  otras estructuras que median entre los instintos del ello y el mundo exterior. El ello se guía por el principio del placer y pretende gratificar sus necesidades  libidinosas instintivas en forma ya sea directa mediante las experiencias sexuales, o indirecta en los sueños o fantasías. Freud llamo a esta gratificación indirecta proceso primario. El objeto exacto  e la gratificación directa del principio del placer esta determinado por la etapa psicosexual del desarrollo del individuo.
El desarrollo del yo ocurre a la edad de uno y dos años. El yo esta regido por el comportamiento de la realidad; está al tanto de las exigencias del miedo  y modifica su comportamiento de modo que las precisiones instintivas del ello quedan satisfechas de manera apropiada. El proceso secundario consiste en alcanzar  objetos específicos para reducir la energía libidinal en formas socialmente aceptables. El superyó, aparece hacia los cinco años, es una imposición del exterior; es decir la incorporación de las normas morales que el yo percibe que vienen de alguna figura de autoridad por lo regular una simulación de las ideas de los padres.
La conciencia incorpora el aspecto negativo del superyó y determina que actividades son tabúes. El proceder que viola los dictados de la conciencia genera culpa. El superyó  y el ello están en un conflicto directo en el que el yo media. Así el superyó impone una pauta de conducta que da lugar a cierto grado de control personal mediante un sistema internalizado de recompensas y castigos.

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